¿Quien es la Virgen del Carmen?

La Virgen María es una sola, es la Madre de Jesús y por ello Madre Nuestra (Juan 19, 26-27) y se ha aparecido en la tierra, en distintos momentos de la historia, tomando las vestimentas y rasgos de la comunidad o nación a la cual se dirige. Es por ello que se le conoce con distintos nombres o advocaciones, siendo una de ellas la Virgen del Carmen, quien toma su nombre del Karmel  o Monte Carmelo, emplazado en la costa mediterránea de Israel.

La Iglesia nos enseña que la Virgen María ocupa, después de Cristo, el lugar más alto y el más cercano a nosotros, pues Ella «por la gracia de Dios, después de su Hijo, fue exaltada sobre todos los ángeles y los hombres. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a El con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas» (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium).

Por otra parte, la Virgen «es proclamada miembro excelentísimo y singular de la Iglesia y como tipo y ejemplar acabadísimo de la misma en la fe y en la caridad, y a quien la Iglesia Católica, instruida por el Espíritu Santo, venera, como a madre amantísima, con afecto de piedad filial» (Lumen Gentium, Nº 63).

Desde siempre los cristianos hemos visto a la Virgen María como amparo y refugio de los pecadores, donde acudimos a protegernos en momentos de mayor tentación o grandes dificultades y para que nos ayude a cumplir Su voluntad en nuestra vida.

Dios ha querido -enseñaba San Bernardo- que todos los bienes que de Él provienen, nos lleguen por medio de la Virgen Santísima: «Es voluntad de Dios que todo lo obtengamos por María» (Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater, Nº 6) y en su reconocido sermón explica que la Virgen es como un acueducto por el que nos llegan todas las gracias.

En este rol, María se pone en medio de Dios y los hombres, es decir, ocupa el papel de mediadora, no como una persona extraña, sino como madre consciente de que como tal tiene derecho a hacer presente al hijo las necesidades de los hombres. (Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater, Nº 21).

HISTORIA DE LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DEL CARMEN
En el s.XIII,  el Padre General de la Orden Carmelita, San Simón Stock, tuvo una visión de la Virgen. Ella le entregaba el escapulario del Carmen, un hábito en miniatura, que representa la protección de María.
Esta devoción llegó a CHILE con los misioneros Agustinos en 1596. Se extiende en torno al 1700 con la llegada de las religiosas Carmelitas (Conventos de Clausura).

En la Independencia, la devoción a la Virgen del Carmen adquiere gran fuerza en el pueblo de Chile. El General Bernardo O’Higgins se refiere a Ella como “Protectora de Chile”.

Durante la Guerra del Pacífico se consolidó más aún esta devoción en todo el país.

A pedido del pueblo chileno, el Papa Pio XI la nombra “Patrona de Chile” el 24 de octubre de 1923 y es coronada oficialmente en el parque O’Higgins el 19 de diciembre de 1926 como REINA DE CHILE ante una multitud de fieles peregrinos que con alegría y gratitud le aclaman.

El Papa Juan Pablo II, en su visita a Chile, le corona nuevamente en el Templo de Maipú el año 1987.
Novena a Nuestra Señora del Carmen 2020 (Descargar)

ORACIÓN POR CHILE:
Virgen del Carmen, María Santísima, Dios te escogió como Madre de su Hijo, del Señor Jesús que nos trae el amor y la paz.

Madre de Chile, a ti honraron los padres de la Patria y los más valientes de la historia; desde los comienzos nos diste bendición.

Hoy te confiamos lo que somos y tenemos; nuestros hogares, escuelas y oficinas; nuestras fábricas, estadios y rutas; el campo, las pampas, las minas y el mar.

Protégenos de terremotos y guerras, sálvanos de la discordia; asiste a nuestros gobernantes; concede tu amparo a nuestros hombres de armas; enséñanos a conquistar el verdadero progreso, que es construir una gran nación de hermanos donde cada uno tenga pan, respeto y alegría.

Virgen del Carmen, Estrella de Chile, en la bandera presides nuestros días y en las noches tormentosas, sabiamente alumbras el camino.

Madre de la Iglesia, tu recibes y nos entregas a Cristo; contigo nos ofrecemos a Él, para que sobre Chile extienda los brazos salvadores de su Cruz, y la esperanza de su Resurrección.

Amén


En el año Santo de la Misericordia,
queremos invitarles a vivir
 un encuentro con Jesús,
a detener nuestra vida acelerada,
 para dialogar con El,
conocer su palabra que se hace vida.
 
¡¡Regálate este momento!!

Pastoral de Apoderados Vedruna